Dandys eran los de
antes
Hace
unos meses compré en Buenos Aires “Del dandismo y de George Brummell” de B.
D´Aurevilly editado por Amadeo Mandarino Editorial, un libro publicado
originalmente en 1845.
A.Mandarino
es una editorial pequeña de hermosos libros de difícil o imposible acceso en
tiempos presentes y esta no es una excepción. Curiosamente, el nombre remite a
un cantor de tango con quien no tiene relación alguna.
Pensé
entonces escribir sobre Brummell quien es protagonista de por lo menos dos películas que lo
tienen en su título: “El hermoso Brummell” (1951) dirigida por Julio Saraceni
con Fidel Pintos y Delfy de Ortega y la célebre “Beau Brummell” (1954)dirigida
por Curtis Bernhardt con un elenco que incluye a Stewart Granger, Elizabeth
Taylor, Peter Ustinov y Robert Morley, pero no vi ninguna de las dos... por lo que
busqué material sobre el dandismo y me encontré con una catarata de libros y
artículos que, para mi sorpresa, tenían personajes apasionantes.
Hace
pocos días el argentino Alan Pauls publicó el La Nación un artículo sobre la
reciente aparición, por parte de la editorial Mardulce, de “El gran libro del Dandismo” que recopila
tres libros debidos a Honoré de
Balzac, Charles Baudelaire y el ya mencionado de Jules Barbey d'Aurevilly en un solo tomo y con prólogo del propio
Pauls.
¿Están de moda estos escritos olvidados por más de un siglo? ¿Por qué?
La aparición de
Boniface
Es
así que Brummell me interesó menos que Boniface
de Castellane un personaje sobre el que increíblemente no se ha filmado
nada y del que poco o nada sabemos.
Hoy
no podría existir una persona así.
Y si existen, llevarían otro apelativo, por cierto nada agradable.
Y si existen, llevarían otro apelativo, por cierto nada agradable.
Que nadie venga con lo de metrosexual porque
es MUY distinto a ser un “Dandy” y a no confundirlo con alguien que cuida su
estética hasta niveles sorprendentes o de una elegancia que marca tendencia, porque ser un Dandy requería, aparte de todo eso, no hacer absolutamente nada
en la vida, más que gastar fortunas en su propio acicalamiento o estilo de vida,
ser irracional en la razón, bastante atrevido e individualista en extremo,
todos atributos (?) que hoy son políticamente incorrectos al máximo.
Dandys eran los de
antes
Los
dandys se terminaron hace tiempo, aunque conozcamos a hombres que han pasado sus
vidas sin trabajar y viviendo de fortunas familiares pasadas o de señoras (o señores) en tempo presente, que son sus protectoras/es.
No
resisto en transcribir un párrafo del libro de D´Aurevilly “¿Qué hace el Dandy
cuando se levanta temprano por la tarde? ¿Se complace en su belleza y contempla
las verdades eternas? ¿Liderará las barricadas para protestar por nuestra
vulgar, burguesa, consumista sociedad? ¿Suspira por los días en que los hombres
vestían bombachos y medias de seda? NO, el verdadero Dandy no hace ninguna de
esas cosas.”.
“El
Dandy se dirige a su cuarto de baño y se asea, afeita, cepilla sus dientes y coloca en su lugar cualquier pelo
despeinado. Entonces se adorna examinando cualquier detalle en el espejo- el
nudo de la corbata, el brillo de sus zapatos, el efecto de su pañuelo del
bolsillo, la precisión de la caída de sus pantalones, la flor de su boutonniere, la armonía y el equilibrio
de todos los componentes de su aspecto-hasta que decide que está bien. Cuando
finalmente sale de su casa horas después, no es un habitual de los salones, la
ópera, el teatro, los museos, las salas de conciertos, los casinos, los
restaurantes o los clubes a los que puede o no legar, sino de su sastre o
zapatero”.
Boni
Marie
Ernest Paul Boniface, conde de Castellane-Novejean fue un Dandy que vivió entre
1867 y 1932.
En
momentos en que su lustroso linaje ya no le daba rédito alguno se casó con la
norteamericana Anna Gould muy poco agraciada hija del multimillonario Jay Gould, apodado “el rey
del ferrocarril”, tuvo tres hijos con ella, la engañó hasta el cansancio,
despreció a la mismísima Bella Otero ( a quien incluso llegó a sacarle dinero...) y dedicó su tiempo a vivir lo mejor que
pudo.
Del estrellato a la
caída
Entre
otras cosas convenció a Anna de construir el mítico “Palacio Rosa” de la
Avenida Foch inspirado en el Grand Trianon de Versailles y que costó la
inimaginable suma de 50 millones de francos de entonces (que papá Gould pagó
por pedido de su hija…).
Se
compró un yate con una tripulación de 90 hombres, el "Walhalla".
También el castillo du Marais y el castillo de
Grignan en la Provenza.
Todo
pagaba el rey de los ferrocarriles y suegro de Boni.
Pero
un día de 1906 Anna, cansada hasta el hartazgo de su marido, lo dejó.
Fue de golpe MUY duro y Boni quedó sin un
franco, dado que papá Gould, junto a sus mejores abogados, logró el divorcio de su hija rápidamente dejando sin dinero alguno por el tiempo juntos para el celebre dandy, quien no tenla un solo franco para contraatacar legalmente.
Ella
se casó entonces con un primo de Boni, el duque de Talleyrand- Périgord.
Los
títulos se cotizaban muy bien entonces entre las norteamericanas
multimillonarias…
Luego
del divorcio, escribió dos libros
de memorias: “Como descubrí América” y “El Arte de ser pobre”.
Una
maravilla de título el segundo.
Y
como el Dandy no se amilana, con 39 años cumplidos, debió aprender a trabajar…
Primero fue cronista mundano de diarios, luego devino anticuario, y vaya si sabía de antigüedades caras (!)
Siempre
con elegancia y espíritu jovial, aunque su vestuario fue mermando de manera
notoria al poco tiempo. Con la ropa gastada, seguía fingiendo una elegancia que lo abandonaba a pasos agigantados.
A
estas alturas, ya era insostenible que Boni siguiera siendo considerado el
“hombre más hermoso del mundo” como lo calificaron -años antes- varios cronistas sociales.
Los gustos estéticos cambian de modo radical en cuestión de pocos años…
Murió
pobre, en 1932, pero con elegancia, al menos eso dicen las
crónicas…
Copyright © EM
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Boni de Castellane en su esplendor, Paris c. 1900 Postal coloreada a mano y autografiada por el propio Boni. |