viernes, 1 de noviembre de 2013

Dandys eran los de antes



Hace unos meses compré en Buenos Aires “Del dandismo y de George Brummell” de B. D´Aurevilly editado por Amadeo Mandarino Editorial, un libro publicado originalmente en 1845.
A.Mandarino es una editorial pequeña de hermosos libros de difícil o imposible acceso en tiempos presentes y esta no es una excepción. Curiosamente,  el nombre remite a un cantor de tango con quien no tiene relación alguna.
Pensé entonces escribir sobre Brummell quien es protagonista de  por lo menos dos películas que lo tienen en su título: “El hermoso Brummell” (1951) dirigida por Julio Saraceni con Fidel Pintos y Delfy de Ortega y la célebre “Beau Brummell” (1954)dirigida por Curtis Bernhardt con un elenco que incluye a Stewart Granger, Elizabeth Taylor, Peter Ustinov y Robert Morley,  pero no vi ninguna de las dos... por lo que busqué material sobre el dandismo y me encontré con una catarata de libros y artículos que, para mi sorpresa, tenían personajes apasionantes.
Hace pocos días el argentino Alan Pauls publicó el La Nación un artículo sobre la reciente aparición, por parte de la editorial Mardulce,  de “El gran libro del Dandismo” que recopila tres libros debidos a Honoré de Balzac, Charles Baudelaire y el ya mencionado de  Jules Barbey d'Aurevilly  en un solo tomo y con prólogo del propio Pauls. 
¿Están de moda estos escritos olvidados por más de un siglo? ¿Por qué?

La aparición de Boniface
Es así que Brummell me interesó menos que Boniface de Castellane un personaje sobre el que increíblemente no se ha filmado nada y del que poco o nada sabemos.
Hoy no podría existir una persona así. 
Y si existen,  llevarían otro apelativo,  por cierto nada agradable.
Que nadie venga con lo de metrosexual porque es MUY distinto a ser un “Dandy” y a no confundirlo con alguien que cuida su estética hasta niveles sorprendentes o de una elegancia que marca tendencia,  porque ser un Dandy requería, aparte de todo eso, no hacer absolutamente nada en la vida,  más que gastar fortunas en su propio acicalamiento o estilo de vida, ser irracional en la razón, bastante atrevido e individualista en extremo, todos atributos (?) que hoy son políticamente incorrectos al máximo.

Dandys eran los de antes
Los dandys se terminaron hace tiempo,  aunque conozcamos a hombres que han pasado sus vidas sin trabajar y viviendo de fortunas familiares pasadas o de señoras (o señores) en tempo presente,  que son sus protectoras/es.
No resisto en transcribir un párrafo del libro de D´Aurevilly “¿Qué hace el Dandy cuando se levanta temprano por la tarde? ¿Se complace en su belleza y contempla las verdades eternas? ¿Liderará las barricadas para protestar por nuestra vulgar, burguesa, consumista sociedad? ¿Suspira por los días en que los hombres vestían bombachos y medias de seda? NO, el verdadero Dandy no hace ninguna de esas cosas.”.
“El Dandy se dirige a su cuarto de baño y se asea, afeita, cepilla sus dientes  y coloca en su lugar cualquier pelo despeinado. Entonces se adorna examinando cualquier detalle en el espejo- el nudo de la corbata, el brillo de sus zapatos, el efecto de su pañuelo del bolsillo, la precisión de la caída de sus pantalones, la flor de su boutonniere, la armonía y el equilibrio de todos los componentes de su aspecto-hasta que decide que está bien. Cuando finalmente sale de su casa horas después, no es un habitual de los salones, la ópera, el teatro, los museos, las salas de conciertos, los casinos, los restaurantes o los clubes a los que puede o no legar, sino de su sastre o zapatero”.

Boni
Marie Ernest Paul Boniface, conde de Castellane-Novejean fue un Dandy que vivió entre 1867 y 1932.
En momentos en que su lustroso linaje ya no le daba rédito alguno se casó con la norteamericana Anna Gould muy poco agraciada hija del multimillonario Jay Gould, apodado “el rey del ferrocarril”, tuvo tres hijos con ella, la engañó hasta el cansancio, despreció a la mismísima Bella Otero ( a quien incluso llegó a sacarle dinero...) y dedicó su tiempo a vivir lo mejor que pudo.

Del estrellato a la caída
Entre otras cosas convenció a Anna de construir el mítico “Palacio Rosa” de la Avenida Foch inspirado en el Grand Trianon de Versailles y que costó la inimaginable suma de 50 millones de francos de entonces (que papá Gould pagó por  pedido de su hija…).
Se compró un yate con una tripulación de 90 hombres, el "Walhalla". 
También  el castillo du Marais y el castillo de Grignan en la Provenza.
Todo pagaba el rey de los ferrocarriles y suegro de Boni.
Pero un día  de 1906 Anna, cansada hasta el hartazgo de su marido,  lo dejó. 
Fue de golpe MUY duro y Boni quedó  sin un franco, dado que papá Gould,  junto a sus mejores abogados,  logró el divorcio de su hija rápidamente dejando  sin dinero alguno por el tiempo juntos para el celebre dandy,  quien no tenla un solo franco para contraatacar legalmente.
Ella se casó entonces con un primo de Boni, el duque de Talleyrand- Périgord. 
Los títulos se cotizaban muy bien entonces entre las norteamericanas multimillonarias…
Luego del divorcio, escribió dos libros de memorias: “Como descubrí América” y “El Arte de ser pobre”.
Una maravilla de título el segundo.
Y como el Dandy no se amilana, con 39 años cumplidos,  debió aprender a trabajar…
Primero fue cronista mundano de  diarios, luego devino anticuario,  y vaya si sabía de antigüedades caras (!) 
Siempre con elegancia y espíritu jovial, aunque su vestuario fue mermando de manera notoria al poco tiempo. Con la ropa gastada, seguía fingiendo una elegancia que lo abandonaba a pasos agigantados.
A estas alturas, ya era insostenible que Boni siguiera siendo considerado el “hombre más hermoso del mundo” como lo calificaron -años antes- varios cronistas sociales. Los gustos estéticos cambian de modo radical en cuestión de pocos años…
Murió pobre,  en 1932,  pero con elegancia, al menos eso dicen las crónicas…
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Boni de Castellane en su esplendor, Paris c. 1900
Postal coloreada a mano y autografiada por el propio Boni.