viernes, 1 de agosto de 2014


Yo no se que me han hecho tus ojos


Este  vals criollo del mismo título que esta nota fue compuesto  y editado por Francisco Canaro en 1933 “bajo los encantos de aquellos ojos verdes de la emperatriz del tango, Ada Falcón”.
Ese mismo título da nombre a un documental con dirección compartida de Sergio Wolf y Lorena Muñoz realizado entre 1998 y  2003 que tuvo un breve paso por La Linterna Mágica por una semana de septiembre de 2003.
Una lástima.

Es muy difícil que se estrenen documentales en nuestras salas (salvo que sean de Michael Moore…) y menos documentales referidos a una leyenda popular rioplatense.

Mi amigo especialista en tango y afines, Luis Lecaldare,  me acercó hace ya meses un notable material referido Ada Falcón a quien describieron durante años como “La Greta Garbo del tango”.

La historia es fascinante.

Es que,  como dice Jorge Gottling en el diario Clarín del 9 de  julio de 1988 “Es absolutamente una simplificación decir “de la fama al olvido” para contar la historia de Falcón,  que se retiró en 1942 cuando tenía 38 años y nunca más apareció  en público”.
Lo que intenta el documental es tratar de conocer las causas de aquel retiro voluntario y saber, mas allá de las leyendas, que pasó exactamente con una cantante excepcional que tenía “los ojos verdes más lindos el mundo”, algo poco comprobable hoy porque apenas hay algunas filmaciones y son en blanco y negro, además haber perdido uno de los ojos... ¡Vaya paradoja!
Wolf y Muñoz siguen su intuición y algunos datos sueltos y logran encontrar –y entrevistar – a Ada en 1998 antes de tener el documental.
Me retiré en momentos de esplendor y perdí todo, por el llamado del Señor. Me molesta que digan que se trata de una actitud mística: soy católica, apostólica y romana (sic).
“Perdí todo y este es un dato de la más triste realidad: desde el palacete en Palermo Chico, desde el Cadillac, desde los derechos de autor, desde el dinero de los discos y de esa plata fácil que da generalmente el éxito. No tengo nada. Tengo a Dios en mi corazón…” .
Estas declaraciones de la artista son solamente una primera pista.

Las vueltas de la vida y las vueltas de la muerte…

Fallecida el 2 de enero de 2002 a los 98 años,  estuvo siete décadas (desde los cuarenta hasta entrado el siglo XXI)  recluida  en un convento cercano a Córdoba (Argentina).
En el documental le “roban” algunas imágenes verdaderamente conmovedoras como cuando, preparándose en la penumbra de su pequeña habitación, se maquilla  mostrando una coquetería que no perdió aunque su belleza haya quedado en el más recóndito olvido detrás de unos lentes gruesos, una importante calvicie y lo más impresionante, cuando la cámara descubre -por un instante- un parche sobre uno de sus legendarios ojos…
A través de fotos de archivo y al escasísimo material filmado, a la manera de un detective sereno el documental va reconstruyendo la vida de esta mujer que en los años de gloria de otras grandes divas del tango como Tita Merello o Azucena Maizani logró ser conocida por el público como “la emperatriz del tango”, una estrella que vivía en un imponente palacete y que para secarse el pelo se subía a uno de sus autos descapotables y manejaba a toda velocidad….
Nadie se explicó  porqué lo abandonó todo para hacer votos de silencio y pobreza.
El frustrado amor por Canaro puede ser una respuesta.
La vida (o la muerte) les iba a jugar fuerte.
En el final, en el sepelio de Falcón en un día lluvioso que registran los documentalistas  y al que asistieron 6 personas, el féretro es colocado en un panteón de artistas exactamente en al lado del lugar donde reposa Canaro quien-se dice- la hizo sufrir demasiado…para terminar juntos eternamente.
Ironías del destino…
Sin ver casi, sorda,  pero muy  lúcida  y ácida en sus respuestas, contesta las preguntas que le hacen los documentalistas con los restos muy presentes de quien debe haber sido una luz en sus años de gloria.
Sobre su vida, sobre otros artistas -para lo cual le colocan un CD player con mucha amplificación al lado - la hacen escucharse a si misma y  dice, “¿quién grita así, esa soy yo?”.
Exactamente 60 años estuvo Ada Falcón recluida en Córdoba.
Es obvio que rompió por lo menos su voto de silencio,  a fines de los ochenta dio una nota a Clarín,  aunque estuvo casi cuarenta años sin hablar con la prensa.
Y la leyenda continuará cada vez en que, sin saber la historia, alguien cante “Yo no se si es cariño el que siento/ yo no se si será una pasión/ sólo se que al no verte, una pena/ va rondando por mi corazón…. / Yo no sé que me han hecho tus ojos/que al mirarme me matan de amor…

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Ada Falcón en su esplendor c. 1940