viernes, 4 de octubre de 2013

El hada verde no es un cuento infantil                                                                                                                        




La primera noticia del regreso del ajenjo (o absenta)  la tuve hace unos meses cuando mirando algunas revistas europeas  vi  una campaña gráfica- muy bien realizada- en la que se leen frases como “La bebía Dalí” junto a la imagen de una langosta de mar color verde brillante u otra en la que, bajo una foto de Sarah Bernhart dice “Ella también la recomendaba” y en efecto, por 1907 la famosa actriz estaba en  las publicidades del “Absinthe Terminus” ya que accedió a la utilización de su imagen a cambio de una abultada suma de francos. Una pionera de las acciones de marketing con "famosos" hoy tan habituales.
Luego de décadas de prohibición en muchos países, la absenta ha vuelto al tapete (y a las copas) de muchos/as.

AUGE Y CAÍDA
Su auge en Paris (el más famoso) se vivió entre 1880 y 1910 llegándose a consumir 36 millones de litros en un año.
Por esta zona tuvo tangos (Tita Merello, Azucena Maizani y Ángel Vargas entre otros,  grabaron “Copa de ajenjo” de Carlos Pesce y Juan Canaro) y una fama de bebida “prohibida” que tuvo su popularidad con el nombre de “suissé” o “pernod” y se supone que en la muerte parisina de Eduardo Arolas (con 31 años) tuvo que ver su consumo compulsivo…
Surgida en los alrededores de 1792 de manos de un doctor suizo (Pierre Ordinaire) se vendió en sus comienzos como un “remedio” de muchos males hasta llegar a 1840 cuando fue ofrecida a los soldados franceses como antipirético… 
 Enseguida los amantes de las bebidas fuertes la hicieron suya y 20 años después era ya imparable su fama en cafés y cabarets,  sirviéndose preferentemente desde las 5 de la tarde, que pasó a denominarse “la hora verde” (l´heure verte) por el color de la bebida.
Después será directamente “el hada verde” (la fée verte) que va a atrapar a más de un famoso creador.
Sin quitarle mérito al doctor Ordinaire, hay documentación probatoria de que la absenta (esa maceración de la Artemisia absinthium y posterior destilación conteniendo  también hinojo, enebro y nuez moscada ya se tomaba en el antiguo Egipto y en la Grecia clásica.
A fines del  s.XIX había una ceremonia especial a la hora de consumirla. Se servía en una copa de cristal sobre la que se colocaba una cuchara con perforaciones, un terrón de azúcar y una proporción de 4 a 5 medidas de agua fría por cada una de absenta.
 Su enorme graduación alcohólica (que puede llegar al 89.9%) hicieron el resto. Quienes recuerden la imagen que dejó Degas de la mujer con sombrero arrugado y mirada perdida frente a una copa en “La absenta” (1876) pueden tener idea de sus efectos.

EN EL CINE
 El cine – además de la literatura y la pintura,  naturalmente-se ha ocupado bastante de esta bebida en películas como “El fuego y la sombra” (1995) retrato del romance entre Verlaine y Rimbaud con Leonardo DiCaprio y  David Thewlis o en “Desde el infierno” (2001) donde Johnny Depp  metido en una bañera mezcla ajenjo con láudano.
En “Moulin Rouge” (2001) el creativo Baz Luhrmann hace aparecer a Kylie Minogue como “el hada verde”- volando- mientras el joven escritor que interpreta Ewan Mc Gregor toma su ajenjo con Toulouse- Lautrec
Aparece también en  la nueva versión de “Alfie” (2004) con Jude Law y en “Van Helsing: cazador de monstruos” (2004) con Hugh Jackman; en  “Calculo mortal” (2002) con Sandra Bullock  y en “Drácula” (1992) de Francis Ford Coppola donde Gary Oldman la bebe con Wynona Ryder en un café de Londres.

EL REGRESO
En 1997 fue eliminada de la lista de “bebidas prohibidas” en Suiza y hoy se consigue con relativa facilidad en Francia, Inglaterra y hasta en Buenos Aires.
Se vende mayoritariamente por Internet aunque es de suponer que hay comercios que la ofrecen directamente.
Desde Oscar Wilde a Picasso, de Baudelaire a Manet o Degas, de Hemingway a Van Gogh o Alfred Jarry, Verlaine y Rimbaud sus caras pueden aparecer en las publicidades gráficas que por estos días han invadido las revistas europeas, todos fueron consumados bebedores de absenta. 
Las famosas cucharas perforadas originales se han disparado a precios astronómicos en los remates y las réplicas modernas tienen precios asombrosos. De pronto, sólo resta un pequeño empujoncito para que la neo-bohemia de comienzos del siglo XXI descubra que la mayoría de sus ilustres antecesores cayeron en los brazos del “hada verde” que llevó a varios al coma alcohólico o a la cirrosis hepática que acabaron con sus vidas. 
La prohibición, en la mayoría de los casos por pacato "clamor popular”,  sólo logró disparar el consumo, hasta que pasó de moda. Pero todo vuelve y el haba verde anda revoloteando otra vez por el mundo. Hasta aquí- por lo menos masivamente-  no ha llegado. En un par de años ( como suele sucedernos con todas las modas) llegará, sin duda. Y el hada verde dejará, una vez más,  de ser el posible nombre de un cuento infantil.
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"La absenta"  de Edgar Degas (1876) -detalle- Musée D´Orsay (Paris).

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