Rasputìn, la mala prensa en la
historia
Pocos
personajes han tenido peor prensa que Rasputín,
el famoso “monje” que se transformó en adjetivo para siempre.
Grigori Yefímovich Rasputín había nacido el 22 de enero de 1869 en Pokróvskoye un pequeño pueblo de Siberia occidental donde tuvo una infancia y juventud difíciles.Luego de una vida dispersa donde estuvo vagando entre el misticismo exacerbado y la lujuria más desatada llegó a San Petersburgo en 1903 relacionándose pronto con la realeza ya que su fama ( por variados motivos) le precedió.
Grigori Yefímovich Rasputín había nacido el 22 de enero de 1869 en Pokróvskoye un pequeño pueblo de Siberia occidental donde tuvo una infancia y juventud difíciles.Luego de una vida dispersa donde estuvo vagando entre el misticismo exacerbado y la lujuria más desatada llegó a San Petersburgo en 1903 relacionándose pronto con la realeza ya que su fama ( por variados motivos) le precedió.
El
cine se ha ocupado de él en varias oportunidades siempre para tratarlo de la
manera más esquemática y repleta de preconceptos que no le hacen favor alguno.
Desde
“Rasputín” (Alemania, 1930) que en Montevideo también se conoció como “El
demonio de las mujeres”, pasando por “Rasputín y la Emperatriz” (1932) con el
increíble reparto de John Barrymore, Ethel Barrymore y Lionel Barrymore, hasta
“Rasputín, el monje maldito” (1966) con Christopher Lee o la última- producida
para la televisión- “Rasputín, su verdadera historia” (1996) con Alan Rickman
en el papel protagónico.
LAS CARTAS DE ROSTROPOVICH
LAS CARTAS DE ROSTROPOVICH
Ahora
las cosas están cambiando gracias a una impensada iniciativa del cellista
Mstislav Rostropovich quien adquirió- por teléfono y sin verlos- en una subasta
de Sothebys, cientos de documentos que se creyeron perdidos por más de 78 años.
Una vez hecha la compra los entregó al escritor e historiador Edgard Radzinsky
quien a su vez los trasladó a su libro “Rasputín, la última palabra”.
Ha y
que reconocer que el personaje tuvo muchas razones para ser detestado por
diferentes grupos, los aristócratas que no podían permitir que un campesino
sucio y semianalfabeto lograra el favor de los zares a niveles increíbles, de
parte de los intelectuales que lo detestaban por su misticismo y religiosidad
exacerbados y por el propio campesinado que pensaba que era
simplemente “uno de los nuestros con suerte”. También tuvo sus seguidores, pero
pocos o más bien pocas…
Los
documentos sobre los que trabajó Radzinsky muestran una faceta hasta ahora
desconocida la de gente que “amaba a este hombre, cartas que escribió a los
zares con verdadera pasión, escritos que lo sacan del contexto existente por
muchas décadas de que sólo fue un ser ambicioso hasta la enfermedad, de una
voracidad sexual lindante con lo animal y con una inteligencia brillante que
sólo utilizaba para conseguir sus propósitos que siempre eran malos. Ahora sé
que no fue así” declara el investigador.
Fue
un curandero que utilizó su sin duda notable carisma para curar imponiendo las
manos o simplemente mirando a las personas que creían en él.
EL MACHO CABRÍO QUE LLEGÓ A LA CORTE IMPERIAL
EL MACHO CABRÍO QUE LLEGÓ A LA CORTE IMPERIAL
Cuando llegó
a San Petersburgo tenía 34 años y venía de algunas experiencias límite
como la de ser parte de los “jlysty” que se creían unos “hombres de Dios que
cometían los mayores pecados- especialmente carnales- porque el mayor
placer de la divinidad es el perdonar a
los más grandes pecadores”.
Su falta
de aseo su “olor a macho cabrío” y su
influencia en la corte al aliviar los estragos de la hemofilia del
zarevich hicieron el resto. Fue el
hombre justo en el momento justo para una corte desgastada y una sociedad harta
de los privilegios de unos pocos en desmedro de la mayoría hambrienta. Es muy
difícil imaginar hoy lo que eran las desigualdades de entonces, es casi
imposible creer lo que gastaban las familias nobles rusas en sus fiestas,
palacios y joyas.
Rasputín
además, y para horror de muchos, detestaba la guerra y gustaba de la paz. Hay
documentos (cartas de una secretaria entre 1914 y 1916) que dan cuenta de que
negoció con los alemanes a espaldas del zar durante la Gran Guerra buscando un
arreglo pacífico.
La
leyenda nos ha contado por décadas que fue muerto por el príncipe Yusupov en la
madrugada del 29 al 30 de diciembre de 1916. Que le dieron masas dulces espolvoreadas
con cianuro y vino aderezado con el mismo veneno y que nada le hicieron. Que
entonces el príncipe le tiró un balazo a quemarropa que no lo mató y que siguió
vivo y sangrante hasta que otras ráfagas de plomo lo derribaron para ser luego
arrojado a las heladas aguas del río Neva donde murió.
EL NUEVO RELATO
EL NUEVO RELATO
Hoy
esa historia ha cambiado significativamente.
Cuando
pasada la medianoche de su último día de vida Rasputín salió de su casa, iba
muy distinto a como se le conocía habitualmente. Se había bañado, estrenaba una
elegante camisa y pantalón de pana negro. Yusupov- que era famoso por su gusto
a travestirse en dama de la corte- lo había invitado a su palacio. Hoy se sugiere
un encuentro sentimental…entre ambos y no una visita a la bella Irina, esposa
del dueño de casa y sobrina del zar Alejandro II como se sostuvo por décadas.
El príncipe había ordenado
arreglar un sótano en su propiedad y hacerlo decorar enteramente con gran lujo.
En la planta alta amigos del príncipe celebraban otra fiesta y esperaban… Hay
documentación que habla de arsénico en el vino- y en proporción
equivocada- en lugar de cianuro y en que
era imposible que Rasputín comiera las masas porque no ingería ni carne ni
dulces porque “le oscurecían el halo”, que Yusupov odiaba las armas y era tan
mal tirador que la bala apenas rozó a Rasputín. Las balas que lo abatieron- que
no mataron- provinieron de la segunda andanada realizada por Dimitri Pávlovich,
Purishkievich y otros de los conjurados. Se sabe también que fue tirado al río
aún vivo y que hasta intentó salir a la superficie rompiendo la capa de hielo
que lo cubría.
El
cuerpo apareció flotando en la mañana del 30 de diciembre, la cara totalmente
desfigurada, balazos en pecho, espalda y cabeza.
La
historia no terminará aquí seguramente, quedan aún muchos documentos por
revisar.
PRESERVANDO UNA GRAN LEYENDA
PRESERVANDO UNA GRAN LEYENDA
Por
estos mismos días, la legendaria masculinidad de Rasputín es la pieza estrella
del Museo “Erótika” de San Petersburgo ya que, antes de tirarlo al río el
príncipe Yusupov lo emasculó y guardó en formol “su trofeo”…que luego pasó por muchas manos hasta llegar a una subasta pública. Vaya destino para una pieza anatómica legendaria....
Copyright © EM
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Grigori Yefímovich Rasputín en la cumbre de su poder ante la Corte Imperial rusa. c.1915 |
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