Cuenta
la documentación de la época que pocos días antes de la caída del Segundo
Imperio en 1871, la
emperatriz Eugenia ,
recluida en sus lujosas habitaciones de las Tullerías al enterarse de que su esposo Napoleón III había
capitulado gritó ¡Un Napoleón no capitula! negándose de inmediato a abdicar
ante la delegación de diputados que la visitaba a esos efectos.
Al
preguntarle luego que sintió en esos momentos contestó “No tenía miedo a la
muerte, temía a las mujerzuelas de Paris.
Me las imaginaba levantándome las faldas y riendo ferozmente…”
Los antecedentes
Eugenia era condesa de Teba, nacida el 5 de mayo de 1826 en Granada y bautizada con
los nombres de María Eugenia
Ignacia Agustina Palafox de Guzmán Portocarrero y Kirkpatrick.
Su hermana María Francisca de Sales (que luego se
casó con el duque de Alba) fue quien heredó el título de Montijo por lo que Eugenia era, en realidad condesa de Teba y baronesa
de Quinto, lo cual no impidió que pasara a la historia con el nombre con que se
la conoce.
Educada
en París con una indeleble formación católica poco pudo imaginar de joven que llegaría a ser emperatriz de Francia.
Su
matrimonio con Napoleón III fue muy resistido en varios círculos, pero ella hizo
oídos sordos a reclamos o chismes de todo tipo que rodearon desde el comienzo a
su figura.
Se la
define como de carácter fuerte, fácilmente irritable y que lograba casi siempre
sus objetivos que llegaron a transformarla en la virtual gobernante del Imperio
ante un marido lindando con lo pusilánime…
Violetas Imperiales: Eugenia en el cine
El
cine se ha ocupado poco y mal de este personaje cuya sola mención evoca toda
una época de esplendor personal.
Lo hizo tempranamente con
la versión muda de “Violetas imperiales” (1924) con la célebre cupletera Raquel
Meller en el papel protagónico, que
repetiría ya en la época sonora (1932) con el mismo título.
“Violetas
imperiales” cuenta la historia de Violeta, una gitana que le lee la mano a Eugenia y le predice “serás emperadora”. Llegada al trono, Eugenia
la manda llamar a la corte y Violeta se convierte en su amiga y confidente.
La
versión cinematográfica más famosa de este relato (que fue una obra teatral con
canciones en el original) se filmó en 1952 con Carmen Sevilla como la gitana y la francesa Simone Valère
(doblada por la actriz española Josefina de Luna) como Eugenia .
En Montevideo fue un éxito fenomenal de taquilla, estrenándose simultáneamente en dos salas céntricas, el Coventry y el Rex, el 7 de Junio de 1953.
Antes,
el personaje había aparecido en “Suez” (1938) en la que Tyrone Powers
fue Ferdinand de Lesseps y Loretta Young la emperatriz.
En 1942 su personaje estuvo en “La contessa Castiglione ”,
producción italiana con María Pía Spini como Eugenia y en 1944 se filmó “Eugenia
de Montijo” que tuvo un reparto con muy prestigiosos actores teatrales españoles encabezados
por Amparo Ribelles como la
protagonista.
La
bibliografía tampoco es tan amplia e increíblemente es más lo que se habla del
personaje que lo que se ha investigado seriamente sobre el mismo. Suele suceder.
Uno
de los acontecimientos que más se recuerda de su reinado es la inauguración del
Canal de Suez de la que fue invitada especialísima.
Hace unos años, estando en El Cairo, un
informado guía me comentó admirado “toda esta avenida se hizo para la visita de
la emperatriz Eugenia en 1869” . Todavía la recuerdan!
Fue
ella quien puso de moda en 1854 al
artesano Louis Vuitton a quien adquiría sus baúles de viaje, lo que significó el despegue mundial de esta empresa, pues fue seguida por otras nobles europeas que prontamente pusieron de moda estos productos vigentes hasta hoy en día como símbolo de cierto status.
A fines de 1860 abandonó las faldas enormes por
otras menos imponentes y todas las mujeres con cierto poder económico la siguieron en su
tendencia.
Las tragedias familiares
Empujó a su marido a
guerras, secundó con pasión la desastrosa presencia de Maximiliano y Carlota en
México, ocupó la regencia del Imperio varias veces y luego de la derrota de
Napoleón III en Sedán partió al exilio en Inglaterra con la dignidad de una
dama. Soportó las decenas de
infidelidades de su marido, a veces contraatacando, a veces callando, a ella se
le endilgaron romances- nunca probados- y la derrota unió a la pareja que
parecía ya separada para siempre.
Una foto de ambos de 1872 los muestra envejecidos y abatidos, de riguroso negro
y ella con la cabeza inclinada hacia un Napoleón que trata de mantener una postura
de dignidad sobreactuada. Vista hoy, es una foto tristemente patética.
En
1879 murió su único hijo en África, y se empeñó en ir al lugar de la muerte del
joven hasta lograrlo. Tal vez incidió en ello que Eugenia se sintiera culpable (debido a su feroz tacañería) se había negado a comprarle montura y arneses nuevos y su hijo tuvo que usar unos antiguos que prontamente se rompieron en pleno combate, provocando la caía al suelo del joven, donde fue muerto por decenas de lanzas.
Desde
su exilio inglés, regresó varias veces a España, o navegaba sin rumbo fijo por el Mediterráneo
en su yate L´Aiglon, rodeada de servidumbre, algo a lo que jamás renunció.
Precavida y longeva
Había
tenido la precaución de llevar consigo muchas alhajas que la mantuvieron rica
hasta su muerte, que ocurrió en Madrid en 11 de julio de 1920
cuando tenía 94 años de edad, siendo luego sepultada en Inglaterra.
Casi
un siglo de vida para un personaje histórico con pocos antecedentes parecidos y
cuya imagen, inmortalizada en un
magnífico cuadro de Franz-Xaver
Winterhalter junto a sus damas de corte, se vende cada domingo en la feria de Tristán
Narvaja de Montevideo desde hace años en las cantidades, tamaños, colores y formatos más
insólitos, vaya a uno a saber por que
misteriosas razones.
La Emperatriz Eugenia rodeada de las damas de su corte, óleo de Franz Xaver Winterhalter pintado en 1855. (Château de Compiègne) |
Eugenia de Montijo y su esposo Napoleón III en 1872 ( la historia de esta foto se cuenta en la nota) |
Eugenia de Montijo c.1880 |
Reproducción del equipaje Louis Vuitton que llevó a la inauguración del Canal de Suez |
Última foto de la Emperatriz Eugenia junto a su ahijada Victoria Eugenia, Junio 1920 un mes antes de morir. |