viernes, 23 de mayo de 2014

¿Qué pasó con Billy Elliot?



La cinematografía británica ha retratado, históricamente como pocas, a sus clases populares a través del tiempo con tal realismo, sinceridad y excelencia que la hace casi única entre otras industrias similares del mundo occidental.

Basta recordar algunos títulos tomados al azar para comprobarlo: “Secretos y mentiras” (1996); “Vera Drake” (2004); “Todo o nada” (1997); “Las cenizas de Ángela” (1999), todo nombrado en forma no pensada especialmente y simplemente recurriendo a la memoria inmediata.

Cuando en 2000 irrumpió en el mundo “Billy Elliot”, la historia de aquel niño de 11 años hijo y hermano de mineros que prefería estudiar ballet a aprender a boxear en la pobrísima academia del pueblo,  verdaderas multitudes cayeron presa de su encanto y su oda a la tolerancia para hacer lo que uno quiere por sobre lo que una comunidad, o una familia esperan del otro.

El debutante -como director cinematográfico- Stephen Daldry había descubierto en un casting de más de 2000 postulantes, al jovencísimo Jamie Bell quien unido a la veterana Julie Walters (que hasta fue candidata al Oscar por este trabajo) y el resto del elenco, donde brillaban Gary Lewis (el padre), Jamie Draven (el hermano Tony) y Jean Hewywood (la abuela) conformaban un grupo ejemplar que recibió los más merecidos honores a nivel internacional.

Resulta curioso que nadie de ese elenco destacara después en forma especial.
Jamie Bell (sigue siendo muy joven) muere (o no,  porque no queda claro) en “King Kong” (2005) en un papel absolutamente de reparto y luego actuó  de “base” para “Las aventuras de Tintín” en forma de dibujo animado dirigido por Steven Spielberg, en una nada destacable versión de la que se esperaba algo más…

El director Stephen Daldry volvió con gloria en “Las horas” (2002) con elenco de estrellas encabezado por Nicole Kidman (ganó el Oscar), Meryl Streep
(mereció ganarlo) y Julianne Moore (lo mereció aún más) y ese genial actor, siempre postergado a la hora de las premiaciones, que es Ed Harris.

Billy Eliot” tuvo una continuación – que nadie vio- en forma de cuasi documental, en la que se relataba la historia del bailarín Adam Cooper quien fuera “Billy” sobre el final de película original cuando el personaje tiene ya 25 años.

Insólitamente, la versión de “El lago de los cisnes” de Matthew Bourne ( en la que los cisnes son hombres y es la que se ve brevísimamente en el final de “Billy Elliot”) se exhibió en forma integral por Canal 12 de Montevideo en 2001 y esta coreografía notable, que mereció las mejores críticas de los especialistas a nivel mundial logró dos o tres cartas furibundas de lectores del diario uruguayo porque “cómo se le ocurre a alguien cambiar cisnes blancos de tutú por viriles cisnes de fuertes piernas semejantes a las de los sátiros…” (sólo en una aldea pacata e ignorante  ocurren cosas así.)
EL bailarín Adam Cooper, primera figura del Covent Garden y el ballet Real de Copenhague debió cargar por años la “fama” de haber sido “Billy Elliot” por unos minutos en una película de monumental éxito mundial aunque en ningún momento utilizó esa efímera fama en su favor.
Su carrera era (y es) el ballet.
Los enfrentamientos de los mineros en el norte de Gran Bretaña por 1984 cuando Margareth Thatcher decidió, dentro de su política general hacia esos trabajadores, terminar con una tradición de siglos (literalmente) le hizo ganar la batalla (que incluso tuvo muertes por huelga de hambre hasta el final)  y seguramente será inolvidable para las miles y miles de personas que se vieron afectadas por la misma.
Cuando el padre de Billy rompe con un hacha un viejo piano en el misérrimo patio de su casa para hacer leña para la cena de Navidad, los ensordecedores acordes de la “maquina” del instrumento se transforman en gritos desgarradores de quienes resistieron una huelga perdida de antemano. Cuando Billy le cuenta al jurado (antithatcher) de la Royal Ballet School que cuando escucha la música siente que su cuerpo se le escapa por el aire y va por otros lados es también una respuesta de un niño a quien la vida le deparaba ser un alcohólico jugador que nunca iba a salir de su pueblo y no se iba a enterar que el mundo era algo más que una mina de carbón o un montón de casas exactamente iguales para quienes los nombres de Tchaikovski o Petipa nunca significarían nada.
La escena en que la familia entera de Billy espera la llegada del cartero con una posible respuesta que le cambiará la vida para siempre,  es casi imposible verla sin que se nos mojen los ojos porque muestra que los sueños, aún los más descabellados, pueden convertirse en realidad…

No es fácil de encontrar pero está editada en DVD y en la televisión por cable cada tanto la pasan. Si no la vieron, NO pueden dejar de hacerlo.
Copyright © EM

Fotograma de "Billy Elliot" 2000

No hay comentarios:

Publicar un comentario