¿Qué pasó con Billy
Elliot?
La
cinematografía británica ha retratado, históricamente como pocas, a sus clases
populares a través del tiempo con tal realismo, sinceridad y excelencia que la
hace casi única entre otras industrias similares del mundo occidental.
Basta
recordar algunos títulos tomados al azar para comprobarlo: “Secretos y mentiras” (1996); “Vera Drake”
(2004); “Todo o nada” (1997); “Las cenizas de Ángela” (1999), todo nombrado en forma no pensada especialmente y
simplemente recurriendo a la memoria inmediata.
Cuando
en 2000 irrumpió en el mundo “Billy
Elliot”, la historia de aquel niño de 11 años hijo y hermano de mineros que
prefería estudiar ballet a aprender a boxear en la pobrísima academia del
pueblo, verdaderas multitudes cayeron
presa de su encanto y su oda a la tolerancia para hacer lo que uno quiere por
sobre lo que una comunidad, o una familia esperan del otro.
El
debutante -como director cinematográfico- Stephen Daldry había descubierto en
un casting de más de 2000 postulantes, al jovencísimo Jamie Bell quien unido a
la veterana Julie Walters (que hasta fue candidata al Oscar por este trabajo) y
el resto del elenco, donde brillaban Gary Lewis (el padre), Jamie Draven (el
hermano Tony) y Jean Hewywood (la abuela) conformaban un grupo ejemplar que
recibió los más merecidos honores a nivel internacional.
Resulta
curioso que nadie de ese elenco destacara después en forma especial.
Jamie
Bell (sigue siendo muy joven) muere (o no,
porque no queda claro) en “King
Kong” (2005) en un papel absolutamente de reparto y luego actuó de “base” para “Las aventuras de Tintín” en forma de dibujo animado dirigido por
Steven Spielberg, en una nada destacable versión de la que se esperaba algo
más…
El
director Stephen Daldry volvió con gloria en “Las horas” (2002) con
elenco de estrellas encabezado por Nicole Kidman (ganó el Oscar), Meryl Streep
(mereció
ganarlo) y Julianne Moore (lo mereció aún más) y ese genial actor, siempre
postergado a la hora de las premiaciones, que es Ed Harris.
“Billy
Eliot” tuvo una continuación – que nadie vio- en forma de cuasi
documental, en la que se relataba la historia del bailarín Adam Cooper quien
fuera “Billy” sobre el final de película original cuando el personaje tiene ya
25 años.
Insólitamente,
la versión de “El lago de los cisnes” de Matthew Bourne ( en la que los cisnes
son hombres y es la que se ve brevísimamente en el final de “Billy Elliot”) se exhibió en forma
integral por Canal 12 de Montevideo en 2001 y esta coreografía notable, que
mereció las mejores críticas de los especialistas a nivel mundial logró dos o
tres cartas furibundas de lectores del diario uruguayo porque “cómo se le ocurre a alguien cambiar cisnes
blancos de tutú por viriles cisnes de fuertes piernas semejantes a las de los
sátiros…” (sólo en una aldea pacata e ignorante ocurren cosas así.)
EL
bailarín Adam Cooper, primera figura del Covent Garden y el ballet Real de
Copenhague debió cargar por años la “fama” de haber sido “Billy Elliot” por unos minutos en una película de monumental éxito
mundial aunque en ningún momento utilizó esa efímera fama en su favor.
Su
carrera era (y es) el ballet.
Los
enfrentamientos de los mineros en el norte de Gran Bretaña por 1984 cuando
Margareth Thatcher decidió, dentro de su política general hacia esos
trabajadores, terminar con una tradición de siglos (literalmente) le hizo ganar
la batalla (que incluso tuvo muertes por huelga de hambre hasta el final) y seguramente será inolvidable para las miles
y miles de personas que se vieron afectadas por la misma.
Cuando
el padre de Billy rompe con un hacha un viejo piano en el misérrimo patio de su
casa para hacer leña para la cena de Navidad, los ensordecedores acordes de la
“maquina” del instrumento se transforman en gritos desgarradores de quienes
resistieron una huelga perdida de antemano. Cuando Billy le cuenta al jurado (antithatcher)
de la Royal Ballet School que cuando
escucha la música siente que su cuerpo se le escapa por el aire y va por otros
lados es también una respuesta de un niño a quien la vida le deparaba ser un
alcohólico jugador que nunca iba a salir de su pueblo y no se iba a enterar que
el mundo era algo más que una mina de carbón o un montón de casas exactamente
iguales para quienes los nombres de Tchaikovski o Petipa nunca significarían nada.
La
escena en que la familia entera de Billy espera la llegada del cartero con una
posible respuesta que le cambiará la vida para siempre, es casi imposible verla sin que se nos mojen
los ojos porque muestra que los sueños, aún los más descabellados, pueden
convertirse en realidad…
No
es fácil de encontrar pero está editada en DVD y en la televisión por cable
cada tanto la pasan. Si no la vieron, NO pueden dejar de hacerlo.
Copyright © EM
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Fotograma de "Billy Elliot" 2000 |
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