viernes, 22 de agosto de 2014


Zoila Augusta Emperatriz


El título de esta columna parece salido de un juego de palabras,  pero es real y es el nombre de la cantante  Yma Sumac (“la más linda” en quechua).
Se llamaba, según sus documentos Zoila Augusta Emperatriz Chávarri del Castillo.
Nacida en Ichocán, Cajamarca, Perú el 10 de septiembre de 1922 aunque siempre se sospechó que era una fecha falsa.
Desde niña dijo ser una princesa inca y que su madre era descendiente directa de Atahualpa.
El 1 de noviembre de 2008  murió en su retiro de años en Los Ángeles donde vivió los últimos 60 años de su vida.

Una leyenda olvidada
Hoy casi olvidada, aunque justo es decir, reivindicada por varios jóvenes del mundo como objeto de culto, su valor consistió en una prodigiosa voz que podía abarcar de 4 a 5 octavas en la escala musical, es decir cantar allá arriba o allá abajo, cosa que hizo todo el tiempo en que se presentó para delirio de sus fans. Imitaba el canto de los pájaros o sonidos de la naturaleza y en eso basó su carrera y fama.

Los años de gloria
Filmó dos películas de ficción, la más famosa de ellas “La leyenda del inca” (1954) protagonizada por Charlton Heston y en la que Yma fue Kori-Tica, una inca, claro.
Película de la que se ha hablado mucho ya que el personaje de Heston se parecía sospechosamente a Indiana Jones, un “arqueólogo”  de campera de cuero y sombrero (aunque sin látigo).
Fue objeto de varios documentales ninguno importante como para sobrevivir el paso del tiempo y pasó –literalmente- décadas en que nadie la recordó.

La estética pseudo inca de Yma
Es que su estética de “princesa inca for export”  en maquillaje, tocados y vestidos,  se transformó en el similar andino de Carmen Miranda para la visión de Hollywood de Brasil. Casi una parodia que con el paso del tiempo y fallidas cirugías estéticas la convirtieron en un ekeko pintarrajeado a juzgar por las fotos.
Yo nunca he visto a Yma Sumac en ninguna película, ni actuando,  pero por esas cosas del destino hace un par de años encontré en el outlet de Tower Records del Soho en Nueva York el CD “Legend of the Sun Virgin” originalmente editado como long play en 1953,  aunque luego me arrepentí de no comprar “Mambo!” de 1955 o “Miracles” de 1972 en el que canta ¡ROCK! y que también estaban en oferta.
Es toda una experiencia escuchar a esta soprano que hace lo que quiere con su voz hasta el punto que, por momentos, uno piensa que está algo alterado en estudio y no lo está.




Los comienzos, el matrimonio, la fama internacional
Muy joven comenzó su carrera de la mano de Moisés Vivanco, un guitarrista y agente de artistas creador de la “Compañía peruana de arte” con la que recorrió el mundo. Yma se casó con Vivanco (en 1942)  y comenzará su carrera solista luego de separarse de su –también cantante- prima Cholita Rivero.
Ya grababa en 1943 y en 1944 fue un éxito radial en Argentina con visita a Montevideo incluida.
El 7 de febrero de 1949 nació su hijo Papuchka Charlie Vivanco, se divorció en 1957 pero se volvió a casar con Moisés en 1959 para divorciarse definitivamente en 1965.

Yma y Nikita
Viajó a la URSS en 1961 invitada por el entonces todopoderoso Nikita Khrushchev pero volvió a Hollywood pronto donde permaneció hasta los años 70 en que regresó a Perú para irse luego a Los Ángeles donde se instalará hasta su muerte.
En mayo de 2006 tuvo su gran y celebrado regreso a Perú como invitada oficial.
Allí fue condecorada por el Gobierno, y hasta ensayó una canción en pleno Machu Picchu para delirio de multitudes que no entendían muy bien quien era esa señora emplumada en medio de las famosas ruinas y con voz extraña.
Fue su canto del cisne.
Ya estaba muy enferma.
La cuidaba su secretario de años Damon Devine,  quien la atendió hasta el  último momento.
Tiene página web: Yma-Sumac.com donde hasta se puede escuchar su voz, comprar sus discos y ver su evolución a través de los años.

El reconocimiento final
El famoso compositor norteamericano Virgil Thomson escribió sobre ella “Su voz tiene gran belleza y su técnica vocal es impecable. Canta en notas muy graves y cálidas, y muy altas como trinos de pájaros, y sus tonos medios no son menos encantadores que los extremos de su registro. Sus atributos naturales son tan grandes que sólo es de lamentar que no se haya dedicado a estudiar un repertorio de música culta en lugar de hacer durante toda su vida estas exhibiciones de circo subiendo y bajando la voz…eso sí, sin desafinar nunca”.
En las notas necrológicas que le dedicaron los grandes diarios norteamericanos se pudo  leer: “En 2005 se editó Queen of Exotica” una antología de su trabajo. Se la considera hoy, entrado el siglo XXI,  una inspiración fundamental para varios artistas del punk rock inglés”.

Vaya largo camino recorriste muchacha… de princesa inca a musa punk…

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Yma en sus años de Hollywood c. 1954
 
Yma Sumac c.1956


jueves, 7 de agosto de 2014


Sarrasani



Pocos nombres significan tanto para el circo -desde hace más de un siglo- que la sola enunciación del nombre Sarrasani.
Con origen en Dresde, Alemania,  en 1888,  donde un señor de nombre Hans Stosch Sarrasani sintió un “llamado imperioso a formar parte del mundo del circo”.
Claro,  eran tiempos de carromatos que iban y venían por los caminos de medio mundo,  de animales amaestrados, de seres excéntricos o verdaderos “freaks” que hoy resultarían no sólo políticamente incorrectos  si no directamente insoportables para un público ahora deslumbrado- a nivel planetario- con los despliegues estéticos del Cirque du Soleil.
Hay decenas y decenas de películas dedicadas al circo y a lo que allí ocurría con títulos como los esplendores oscarizados de “El espectáculo más grande del mundo” (1952) con pistas simultáneas y choque de trenes espectacular incluido… a  la  maestría de “El circo” (1928) de Charles Chaplin.

De la carpa a la empresa
Sarrasani, cuya imagen más conocida lo muestra de impecable uniforme blanco,  parado frente a un enorme elefante, convirtió su circo en una “empresa de espectáculos” con un despliegue pocas veces visto.
Ya en 1912 funcionaba su famoso “Palacio del circo” con capacidad para miles de espectadores, un domo central de 57 metros de diámetro y novedosísima tecnología que permitía llenar los espacios con agua o elevar a la audiencia completa varios metros sobre el nivel original.
El periodista y escritor Gustavo Bernstein en su libro “Sarrasani, entre la fábula y la epopeya” cuenta: “El 1 de agosto de 1914, en plena función, irrumpió en la pista un oficial del ejército y,  ante el asombro general, dio lectura a una orden de movilización. Alemania entraba en  guerra con Rusia. Mientras el público aplaudía y vitoreaba, Sarrasani hacía sus cálculos. La debacle era inminente…”



El exilio sudamericano
Todo ello le llevará a que busque nuevos horizontes,  no importando lo lejos que estos estuvieran ya que no eran tiempos para andar de gira por Europa.
Entonces se embarca con toda su  “troupe” (que incluyó a 230 personas, 180 animales y un equipaje equivalente a 120 vagones de tren) hacia  Sudamérica.
Fueron años de viajes de un lado al otro.
A Montevideo llegaron  el 15 de diciembre de 1923 a bordo del vapor “Luddendorf”.
Fue un suceso fenomenal.
Enrique Santos Discépolo en su tango “Justo el 31” lo incluye en la letra con el ya famoso  “¡Ahí va Sarrasani con el chimpancé”,  aunque la imagen era referida a una pobre mujer cuyo único “pecado” era ser fea (!)
Tango misógino,  si los hay…
Llegados los años 30, Sarrasani  estaba muy enfermo.
Problemas cardiacos y una hidropesía creciente le hacían casi imposible trasladarse.
Sus tobillos adquirían un diámetro increíble y decía de sí mismo “Tanto tiempo trabajando con los elefantes que al final tengo mis piernas como ellos”.
Será entonces su hijo Hans Stosch Jr. quien quede al mando de la compañía.
 El 20 de septiembre de 1934 estando en San Pablo, el legendario Sarrasani muere en un hospital público.

¿Un pacto con el diablo?
El hijo, luego de la muerte de su padre,  solicita ayuda a Joseph Goebbels y la obtiene.
La imagen de semejante empresa era útil para el III Reich, a cambio, le pidieron que sólo contratara a artistas “amigos”.
Una imprevista situación va a truncar los planes que tenía Goebbels para el Circo.
 El 9 de julio de 1941 Hans Jr. muere repentinamente de un paro cardiaco.
 Su esposa Trude Stosch Sarrasani -quien tenía 28 años- toma el mando. Decide mantener al circo lejos de las contiendas bélicas.
Tiene a su lado al trapecista húngaro Gabor Némedy quien  será encarcelado en 1944 por la Gestapo acusado de “actitudes antialemanas cercanas a la traición”.
Pero en esas asombrosas jugadas del destino que tuvo el circo “Sarrasani”, durante un fuerte bombardeo aliado sobre Dresde -donde Némedy estaba preso- puede huir junto con Trude,  con quien se casa tan pronto pueden.
Vendrá a los pocos meses el fin de la Guerra, la lucha por conseguir el “certificado de desnazificación” para ambos y en 1948 la pareja embarcó para Buenos Aires (con breve pasaje por Montevideo) donde estrenarán un nuevo espectáculo “a todo trapo” con la ayuda directa del peronismo fundacional de entonces.

El circo peronista
Evita y Perón serán invitados de honor en cada estreno,  al punto que en 1950 será la propia Eva quien “sugiera” que el circo pase  a llamarse oficialmente “Sarrasani, Circo Nacional Argentino” cosa que ocurre.
Fue el único Circo Peronista oficial que existió.

El final
Pasaron muchos años entre funciones, giras internas y cancelación de espectáculos sin fecha de retorno.
Pero  a comienzos de 2010 se anunció inesperadamente que  “Sarrasani: El original” volvía con funciones en Buenos Aires y Mar del Plata.
Es que Trude Stosch Sarrasani-a los  96 años- decidió salir desde su casa en San Clemente de Tuyú (Argentina) y retomar el viejo proyecto.
Pero… falleció el 4 de junio de 2009,  no sin antes venderle los derechos mundiales del nombre al arquitecto y productor de espectáculos  Jorge Héctor Bernstein quien 4 años después debutó en el Tattersall de Palermo con el espectáculo Graf Story creado por el ilusionista Evgeniy Voronin y un elenco de 25 de artistas europeos, acompañados por un suntuoso menú de los chefs del Complejo.
Fue un éxito efímero que no prosperó.
Las presentaciones duraron mucho menos de lo previsto y no generó el entusiasmo esperado. Fueron más las notas de prensa que los asistentes…
En invierno de 2013 hicieron algunas funciones en Buenos Aires para público infantil que tampoco fueron un éxito, el empresario (dueño de locales de fiestas en Argentina) Jorge Bernstein sigue siendo dueño del nombre y la marca Sarrasani.
El futuro del Circo como tal,  no es seguro.
En los últimos años figuras de la ex URSS se habían integrado al mismo.
Tal vez sigan apareciendo con el nombre legendario cada tanto y con formatos variados, con cena, sin cena, para niños, para adultos…
Lo que es seguro es NUNCA podrán ser lo que fueron, sólo queda un nombre- hoy desconocido por las nuevas generaciones- que supo ser sinónimo de GRAN circo en el mundo entero y la imagen de aquel hombre vestido de blanco con sus elefantes o de la mano con un chimpancé como la letra de un tango hoy tan políticamente incorrecto que ni se escucha…

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Sarrasani con elefante c.1930

                                          Placa esmaltada de anuncio c.1920
                                          Cartel para giras c. 1925


                                   Sarrasani de uniforme c.1927


viernes, 1 de agosto de 2014


Yo no se que me han hecho tus ojos


Este  vals criollo del mismo título que esta nota fue compuesto  y editado por Francisco Canaro en 1933 “bajo los encantos de aquellos ojos verdes de la emperatriz del tango, Ada Falcón”.
Ese mismo título da nombre a un documental con dirección compartida de Sergio Wolf y Lorena Muñoz realizado entre 1998 y  2003 que tuvo un breve paso por La Linterna Mágica por una semana de septiembre de 2003.
Una lástima.

Es muy difícil que se estrenen documentales en nuestras salas (salvo que sean de Michael Moore…) y menos documentales referidos a una leyenda popular rioplatense.

Mi amigo especialista en tango y afines, Luis Lecaldare,  me acercó hace ya meses un notable material referido Ada Falcón a quien describieron durante años como “La Greta Garbo del tango”.

La historia es fascinante.

Es que,  como dice Jorge Gottling en el diario Clarín del 9 de  julio de 1988 “Es absolutamente una simplificación decir “de la fama al olvido” para contar la historia de Falcón,  que se retiró en 1942 cuando tenía 38 años y nunca más apareció  en público”.
Lo que intenta el documental es tratar de conocer las causas de aquel retiro voluntario y saber, mas allá de las leyendas, que pasó exactamente con una cantante excepcional que tenía “los ojos verdes más lindos el mundo”, algo poco comprobable hoy porque apenas hay algunas filmaciones y son en blanco y negro, además haber perdido uno de los ojos... ¡Vaya paradoja!
Wolf y Muñoz siguen su intuición y algunos datos sueltos y logran encontrar –y entrevistar – a Ada en 1998 antes de tener el documental.
Me retiré en momentos de esplendor y perdí todo, por el llamado del Señor. Me molesta que digan que se trata de una actitud mística: soy católica, apostólica y romana (sic).
“Perdí todo y este es un dato de la más triste realidad: desde el palacete en Palermo Chico, desde el Cadillac, desde los derechos de autor, desde el dinero de los discos y de esa plata fácil que da generalmente el éxito. No tengo nada. Tengo a Dios en mi corazón…” .
Estas declaraciones de la artista son solamente una primera pista.

Las vueltas de la vida y las vueltas de la muerte…

Fallecida el 2 de enero de 2002 a los 98 años,  estuvo siete décadas (desde los cuarenta hasta entrado el siglo XXI)  recluida  en un convento cercano a Córdoba (Argentina).
En el documental le “roban” algunas imágenes verdaderamente conmovedoras como cuando, preparándose en la penumbra de su pequeña habitación, se maquilla  mostrando una coquetería que no perdió aunque su belleza haya quedado en el más recóndito olvido detrás de unos lentes gruesos, una importante calvicie y lo más impresionante, cuando la cámara descubre -por un instante- un parche sobre uno de sus legendarios ojos…
A través de fotos de archivo y al escasísimo material filmado, a la manera de un detective sereno el documental va reconstruyendo la vida de esta mujer que en los años de gloria de otras grandes divas del tango como Tita Merello o Azucena Maizani logró ser conocida por el público como “la emperatriz del tango”, una estrella que vivía en un imponente palacete y que para secarse el pelo se subía a uno de sus autos descapotables y manejaba a toda velocidad….
Nadie se explicó  porqué lo abandonó todo para hacer votos de silencio y pobreza.
El frustrado amor por Canaro puede ser una respuesta.
La vida (o la muerte) les iba a jugar fuerte.
En el final, en el sepelio de Falcón en un día lluvioso que registran los documentalistas  y al que asistieron 6 personas, el féretro es colocado en un panteón de artistas exactamente en al lado del lugar donde reposa Canaro quien-se dice- la hizo sufrir demasiado…para terminar juntos eternamente.
Ironías del destino…
Sin ver casi, sorda,  pero muy  lúcida  y ácida en sus respuestas, contesta las preguntas que le hacen los documentalistas con los restos muy presentes de quien debe haber sido una luz en sus años de gloria.
Sobre su vida, sobre otros artistas -para lo cual le colocan un CD player con mucha amplificación al lado - la hacen escucharse a si misma y  dice, “¿quién grita así, esa soy yo?”.
Exactamente 60 años estuvo Ada Falcón recluida en Córdoba.
Es obvio que rompió por lo menos su voto de silencio,  a fines de los ochenta dio una nota a Clarín,  aunque estuvo casi cuarenta años sin hablar con la prensa.
Y la leyenda continuará cada vez en que, sin saber la historia, alguien cante “Yo no se si es cariño el que siento/ yo no se si será una pasión/ sólo se que al no verte, una pena/ va rondando por mi corazón…. / Yo no sé que me han hecho tus ojos/que al mirarme me matan de amor…

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Ada Falcón en su esplendor c. 1940



jueves, 17 de julio de 2014


Françoise Sagan, la mujer que saludó a la tristeza y la tapó el olvido


Hoy poca gente la recuerda. Sin embargo, hace 60 años fue la “jovencita escritora más famosa del mundo”,  una luminaria en el entonces alicaído mundo de la narrativa  europea en general y francesa en particular.
Nació como Françoise Quoirez en Cajarc, Francia,  era el año 1935 y su familia pertenecía a la alta burguesía francesa.
Tuvo una educación privilegiada,  sobre todo por las lecturas precoces de autores como Gide, Sartre, Camus, Rimbaud y una marcada preferencia por quien es considerado por muchos “un autor para la madurez”: Marcel Proust.
Será justamente de Proust que tomará su apellido  artístico ante las presiones familiares que no gustaban nada de la fama de la joven, será entonces y para siempre Françoise Sagan.

La fama instantánea

Cuando el 15 de marzo de 1954 apareció “Bonjour, tristesse” aquella joven de 18 años dio un impensado salto a la fama internacional.
Ganó el Prix des Critiques y en 3 años ya era una película de Hollywood.
Bonjour, tristesse” (1957) se estrenó en Montevideo con el título original en francés en julio de 1958,  tuvo dirección de Otto Preminger y actuaciones de Deborah Kerr, David Niven y una jovencita de nombre Jean Seberg.

Fue un éxito mundial.

Todos pensaban que iba a ser un fuego artificial de una sola obra y que su segunda novela ya lo demostraría.
No fue así y “Un certain sourire” (Una cierta sonrisa) de 1956 desmintió el pronóstico.
Desde allí no paró y siguieron más novelas, guiones de cine, obras de teatro y casi todos los géneros escritos imaginables a lo largo de una carrera que se extenderá hasta 2002,  esto es,  2 años antes de su muerte.
Sagan apareció en el momento exacto, era la posguerra y significó un soplo de aire fresco, la joven “preparada” que escribía bien, la desenfadada que se atrevía a tocar temas considerados entonces “casi desfachatados”.

Los problemas legales y la falta de nuevas reediciones

Hoy sus obras no se reeditan por un largo y penoso juicio legal.
Su único hijo,  Denis Westhoff,  batalla desde hace muchos años y en forma incansable por mantener viva la presencia de su madre,  pero el millón de euros que ella dejó como “deuda impositiva” le atan las manos.
NO se pueden reeditar las obras de Sagan hasta pagar las deudas con el Fisco francés.
En 1957 en medio de su brillo de estrella,  Françoise sufrió un accidente de auto que le dejó heridas muy graves y dolores insoportables que hicieron que el consumo-al comienzo solicitado por los médicos- de morfina, se transformase en algo que la acompañará hasta el fin.
La cocaína en grandes cantidades será también su compañera de ruta y “toda pastilla posible” al decir de alguien muy cercano “le fue útil para evadirse de un mundo que poco a poco le resultó menos amigable y más hostil”.
Es que los años comenzaron a pasar y Françoise creyó que seguía siendo aquella “jovencita talentosa y descarada”. Fue millonaria antes de cumplir 20 años.
Pocos años antes de morir,  firmó unos increíbles contratos con una petrolera (?) sin saber lo que hacía.

Las memorias de una desmemoria

En febrero de 2009 se publicaron sus memorias en español.
 Bajo el  insulso título “Desde el recuerdo”,  relata su  apasionante vida.
Fue su hijo quien hizo un esfuerzo titánico para que –finalmente,  y gracias a una decisión judicial -se pudieran leer estas verdaderas confesiones plagadas de escándalo, pasión y desenfreno.
Amó el riesgo y siempre vivió al borde del límite  y así lo describe:  “ A 200 kilómetros por hora la sangre ya no coagula a nivel del corazón, la sangre salta hasta la punta de las manos, de los pies, de los párpados, convertidos en centinelas fatales e inexorables de su propia vida...quien no haya sentido como su cuerpo se pone en guardia mientras su mano derecha se alarga para acariciar el cambio de marchas... es que no le gusta la velocidad, que no ha amado la vida… o es que jamás ha amado a nadie”.
Un texto absolutamente “Sagan” de comienzo a fin.
Tuvo un período- en los años 70 -en que tuvo prohibida la entrada a varios casinos franceses, su ludopatía le hizo perder fortunas inimaginables jugando ruleta.
Sobre el final, sólo el apoyo de unos pocos amigos la salvaron de la indigencia.
Su infelicidad vital se le hizo algo insoportable.
Aquella mujer repleta de talento se había convertido en una anciana incapaz de sostener una conversación. Le remataron su casa en Normandía y su departamento de Paris, vivía en casas de amigos que la mantenían por breves períodos hasta que llegara el siguiente…

El olvido es gris y todo lo cubre…

Murió a los 69 años en Honfleur, Calvados el 24 de septiembre de 2004.
Era la sombra de lo que fue.
Hoy sus libros sólo se encuentran en viejas ediciones y pocos están interesados en ellos.
Lastimosamente,  todo parece indicar que la cubrió el olvido.
¿ Para siempre?


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Sagan escribiendo en 1957 (Paris)



jueves, 10 de julio de 2014

Las rutas de Eros: Las prostitutas en el Río de la Plata a comienzos del Siglo XX


Las invisibles
Contadas veces el cine de esta parte del mundo se ha ocupado de lo que fue la llamada “trata de blancas” desde fines del siglo XIX hasta los años 30 del siglo XX.
Haciendo una brevísima reseña,  encuentro dos títulos en los que se tocaba,
 -aunque fuera tangencialmente- el tema: “Funes, un gran amor” (1993) dirigida por Raúl de la Torre y “La  maffia” (1972)- sí originalmente con dos F-  dirigida por Leopoldo Torre Nilson.
Por eso es un aporte de enorme valor el libro de la investigadora Yvette Trochon “Las rutas de Eros” La trata de blancas en el Atlántico Sur. Argentina, Brasil y Uruguay (1880-1932), perfecto complemento de “Las mercenarias del amor” Prostitución en el Uruguay (1880-1932) editado en 2003.
Los períodos estudiados son los mismos y la investigación tiene el mismo rigor (y amenidad) en ambos casos.

Historiando la Historia
Entrevisté a la Prof. Trochon en 2003 con motivo de la aparición de “Las mercenarias…” que le llevó –literalmente- años de estudio y el visionado de miles de expedientes referidos a las prostitutas de esos años.
Ese libro se constituyó, con merecido derecho, en uno de los más recomendados de ese año y en un referente ineludible sobre el tema.
Ya por entonces Trochon sabía que vendría el que hoy nos ocupa y su investigación estaba muy avanzada.
Pero tuvieron que pasar tres años para que llegara por fin este volumen que duplica la cantidad de páginas del primero y se lee con la misma pasión.
Es que un tema del que notoriamente no se habla en nuestra sociedad -salvo para casos policiales, relevantes- salta aquí a la luz con una claridad excepcional que descubre en todo su horror y magnitud lo que fue (¿y es?) un verdadero comercio de seres humanos.

18 de Julio y el reparto de papelitos
Basta recorrer 18 de Julio a cualquier hora para que nos llenen de pequeños papelitos en los que anuncian “casas de masajes” que no son otra cosa que la nueva versión de los prostíbulos de antaño. ¿Hay ahora una mafia detrás de ellos como la hubo a fines de 1800 o comienzos de 1900?, probablemente no de la misma forma y es obvio que ahora esas mujeres no son traídas desde Europa como entonces sino más bien llevadas hacia allá, el camino se ha revertido.
Ver “En la puta vida” (2001) o leer el libro “El huevo de la serpiente” de María Urruzola que fue el origen de esa película lo muestran.
Yvette Trochon reconstruye la trama de lo que fue uno de los comercios más infamantes (y lucrativos) de estas tierra por más de 50 años como un relato apasionante.
 Escribe en el comienzo “ Estudiar a los traficantes y proxenetas supone sumergirse en el mundo de los diferentes, y valerse, en consecuencia, de una mirada antropológica que nos ayude a descifrar sus códigos, deshaciéndonos del lastre de los prejuicios, evitando el anatema y buscando la comprensión. ¿Por qué? Porque en este ámbito hay pautas culturales muy  distintas de las del mundo de la gente “normal” y, si siempre el pasado es un país extraño, en este caso la “otredad”  es aún mayor. “

Las mujeres tratantes y las tratadas
Y nos encontraremos con  que los explotadores de mujeres no eran sólo hombres sino también otras mujeres (las figuras de Esther Cohn, alias “Emma la millonaria” o la de Germaine Lorillard, alias “Pepe” son ejemplos notables).
Las fortunas y el poder manejados por organizaciones como la célebre Zwi  Migdal aún hoy, resultan increíbles.
Capaces de construir una “sociedad paralela “con su templo, su cementerio, sus espectáculos,  puede asombrar como un descubrimiento para muchos que jamás hayan escuchado hablar de la misma.

Raquel Liberman
La historia de la “heroína” judía Raquel Liberman  que desafió a toda esa estructura infernal- y ganó- con la mala suerte de morir a los 34 años de una enfermedad irreversible es en si misma un relato casi autónomo.
Las leyes y personajes que trabajaron infatigablemente contra el “trabajo infame” contra  la “mala vida” de esas mujeres de las que quedan pocos nombres o imágenes, o un mero recuerdo de ellas sin caer en el amplio y degradante manto de las “flores del vicio”…
También los dobles discursos, los clubes políticos que escondían en sus locales algo más allá del proselitismo partidario.
Las viejas fotos sacadas de los diarios de la época, los titulares escandalosos que aseguraban ventas de ejemplares por miles.
Y están, como en “Las mercenarias del amor”, las pequeñas historias, esas que no ocupan más que algunas líneas pero que van armando la summa de la investigación.
Si le interesa saber cómo este país (y sus alrededores) comerciaron con seres humanos en  niveles difíciles de imaginar hasta hace pocas décadas, si le interesa la historia de esta sociedad que muchas veces no entendemos en sus contradicciones e hipocresías, si es capaz de leer un texto sin prejuicios asombrándose en cada página: “Las rutas de Eros” es el libro que estaba buscando.
Yvette Trochon logró, otra vez, el perfecto equilibro entre sapiencia investigativa y amenidad en el planteo, algo nada fácil para un tema (o varios temas, en realidad) que requerían de su una mano firme y segura para escribirlo.
Corra ya a la librería más cercana, todavía puede encontrarlo.

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Fotos de prontuarios de prostitutas inglesas de la misma época. La ley uruguaya NO permite bajo ningún concepto publicar fotos de prontuariadas en "defensa de sus descendientes".






viernes, 4 de julio de 2014


Camila  atormentada




Murió con 79 años, sola e internada los últimos 30 de vida en un manicomio.
Para la sociedad, incluyendo su familia,  había muerto mucho antes y le habían puesto el título tan menospreciante como injusto con su talento de “la amante de Rodin
Fue hermosa, talentosa, capaz de crear belleza increíble con sus manos pero víctima de una sociedad que no le permitió ciertas libertades que hoy tendría cualquier jovencita de su edad con total naturalidad.

Nació en la época equivocada.

El cine le puso la cara de Isabelle Adjani en “Camille Claudel” (1988) y en 2013 el director Bruno Dumont le puso la cara de Juliette Binoche, cuando ya estaba internada para el film “Camille Caudel 1915”  alejada de todo y de todos…
Será imposible separar esas dos imágenes desde entonces.
Dos mujeres muy distintas en dos etapas de la vida que nos hacen creer que SON Camille Claudel.

Antes de cumplir los 20 años ya demostraba su talento natural para la escultura y la necesidad imperiosa de entrar en un taller con un maestro que la guiara.

Aparece Rodin, llega el amor y el tormento…
Será su hermano menor (Paul Claudel, escritor católico, famoso por sí mismo) quien convenza a los padres para que la dejen asistir al taller de Auguste Rodin.
La relación fue turbulenta y pasó de alumna a maestro a la de amantes temperamentales, escandalosos y furibundos por una década.

Rodin, quien ya era una figura famosa envidió su talento, la humilló cuantas veces quiso y la enfermiza relación no pudo ser peor para esa joven carente de experiencia humana. Sadismo y masoquismo se pasearon de la mano sin que moviera un dedo para salir de ese círculo perverso que incluía a otras amantes que le mostraba el propio Rodin cara a cara…

Para Rodin fue una víctima de su ira, para ella él fue su dios pagano no importara cuanto la hiciera sufrir.

Abortó a instancias del escultor y la situación la llevó a recluirse a esculpir cabezas de niños por decenas que destruía de inmediato mientras gritaba como un animal herido…

Comienza la caída
Así pasaron semanas hasta que, por orden de su familia,  4 enfermeros entraron el estudio, la enchalecaron y fue llevada a un manicomio con orden judicial de reclusión ilimitada.
El parte médico dice “padece de una sistemática manía persecutoria y es irrecuperable”. Se dice que sobre el final de su vida volvió a la cordura pero ya no había nadie para creerle o escucharle: estaba completamente sola. Además ¿que era la cordura 25 o 30 años después?

¿Una maldita?
Su figura de artista maldita no le atrajo a decenas de admiradores, el ser mujer en esa época, fastidió bastante.
Ella, por su parte no hizo nada por agradar, su único objetivo era Rodin.
Su talento se apagó como una vela barata, nunca creyó en que era grande en lo suyo.
Martilló la mayoría de su obra de la que poco queda para todo lo que hizo en sus momentos de fervor creativo.
Poco le importó.
A Rodin tampoco a quien sólo le importaban sus cosas porque su egoísmo no le permitía otra cosa.
Quiso a su hermano Paul, dedicado a la poesía y al teatro pero pronto le abandonaba si se cruzaba Rodin (se le cruzó también el músico Claude Debussy pero la relación no prosperó)
Se dice que tuvo gran participación (no acreditada oficialmente) en “Los burgueses de Calais” y “Las Puertas del Infierno”, Rodin jamás hubiera aceptado decir públicamente que tuvo “ayuda” de Camille en esas obras…

Las décadas de manicomio: una vida en blanco
Cuentan testigos directos que en los 30 años en que estuvo internada, pasó la mayor parte del tiempo mirando una pared, o el techo o el jardín, ya en muchos de sus últimos tiempos.

La vida y la historia le pasó por al lado sin que fuera consciente de ello: La Primera Guerra Mundial fueron sólo días en blanco, la entre- guerra, años de lentísima recuperación y la Segunda Guerra, con la ocupación a Francia por los nazis, algo que la preocupó aunque nunca tuvo una clara idea de lo que sucedía.
Su hermano Paul fue acusado de colaboracionista pero sin consecuencias graves, algo de lo que ella jamás tuvo idea.
Allí comenzó nuevamente a gritar con su garganta y con su pluma “Reclamo la libertad gritando a pleno pulmón… ¡merecí algo más que esto!”
Era 1943, sus 79 años le pesaban en el cuerpo y en el alma.
Era el año de su muerte y ya no tenía a nadie a quien reclamar nada.
La habían dejado sola o ella misma había decidido que su vida en solitario era mejor que su vida acompañada.
Era tal su estado, que hasta sus  fantasmas la habían abandonado.
Vivía una vida en blanco.
Logró lo imposible, quedar sola sin que a nadie en el mundo le importara.
Iban a pasar unos cuantos años antes de que alguien se interesara por su obra y que su familia (suele ocurrir) al ver los precios increíbles que se conseguían, repentinamente decidiera que la “pobre Camille” necesitaba de alguien que cuidara lo que quedaba.¡Hipócritas!
Se llegó a desatar una verdadera cacería de obras de Camille Claudel unos años después de su muerte provocada por la mera especulación monetaria.
Desde el infierno, a donde seguramente y por voluntad propia está, Camille toma nota, en algún momento cobrará también esas cuentas…NO me cabe duda.
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Camille Claudel fotografiada en 1884 con 19 años



viernes, 20 de junio de 2014

EL SÓTANO DORADO, una historia real


Pese a ser muy “cinematográfico” en sus relatos, Manuel Mujica Láinez no ha sido llevado –casi- al cine.

Es que, salvo en “De la misteriosa Buenos Aires” (1981), película de tres episodios dirigidos por Alberto Fischerman, Ricardo Wullicher y Oscar Barney Finn, ese gran contador de relatos que fue “Manucho” no fue adaptado a la pantalla pese a que llegó a ser considerado seriamente hasta por Luchino Visconti.

En “El salón dorado” - originalmente publicado en 1950 como uno de los relatos  de “Misteriosa Buenos Aires”- la historia se centra en una mujer que fue enormemente rica y  sigue creyéndolo al no salir de su cuarto, donde todo se mantiene igual pese a que el resto de la casa ya está en ruinas o ha tenido otros destinos…
Una dirección impecable de Barney Finn para un elenco de primer orden con Eva Franco, Julia Von Grolman y Graciela Dufau logró acercar al gran público ese mundo decadentemente atractivo.

El recuerdo viene al caso porque hace unos pocos años estuve inmerso en una historia  real con muchos puntos de contacto.
Por razones laborales he viajado con mucha frecuencia a Buenos Aires en los últimos  años.
Un trabajo de investigación sobre “Evita” me llevaron a entrevistar a varios coleccionistas, testigos directos o memorialistas a quienes de otra forma jamás hubiera conocido.

Era una de esas tardes soleadas y frías del invierno porteño.

La dirección la había conseguido a través de un contacto en la Biblioteca Nacional argentina quien incluso me había agendado el encuentro.

Se trataba de conocer a una señora de más de 80 años que había sido clienta del legendario peluquero Julio Alcaráz, el inventor del célebre peinado que inmortalizara  Evita. Lo había seguido tratando cercanamente por muchos años pese a la oposición de sus amistades.

Cuando llegué al lugar me encontré con un “petit palais” de hermoso aspecto, con una reja muy trabajada al frente de un jardín bastante cuidado.

Por la zona, (cerca de Plaza San Martín) había visto otras construcciones similares pero esta tenía un aire señorial que le había ganado al tiempo.

No sabía a donde tocar timbre porque no lo encontraba en ningún lado de la reja,  hasta que a una distancia absurda del suelo- no mayor a los 20 centímetros de las baldosas- vi un botón de plástico blanco.

Lo presioné sin muchas esperanzas de que fuera esa la manera de conseguir que la gente de la casa supiera que estaba allí,  cuando, de uno de los costados de la escalinata de entrada salió, de una puertita de no más de 1 metro y medio de alto, una mucama mayor de uniforme oscuro con cuello y puños blancos…

Me dijo “la señora lo espera” y me hizo pasar. Pero no por la puerta de entrada sino por la puertita por la que ella había salido. Como ya tenía noticias de la “señora” y presumía conocer sus modales, ni siquiera me extrañó o molestó que me hiciera ingresar por lo que creí era la puerta de servicio.

Me equivoqué.

El sol de exterior me impidió ver al comienzo en su totalidad el enorme ambiente en que me encontré bajando unos escalones. 
Un sótano atiborrado de muebles, cuadros, alfombras y hasta esculturas dispuestos con cierto buen gusto novecentista  lo ocupaba todo.

En una bergère de pana que alguna vez había sido color obispo estaba la dueña de casa, quien con gentileza me extendió la mano. 
Luego de unos breves momentos de presentaciones y explicaciones de por qué quería entrevistarla me invitó a sentarme frente a ella.
A poco de estar así me dijo,
“Mire, hace ya unos años que nos mudamos al sótano. La casa es enorme como podrá ver y tuvimos que hacer unos arreglos, por lo que pedí a mis mucamas que mudáramos todo acá…me gustó tanto el lugar que decidí no moverme más” luego de lo cual, en ese tono impertinente que debieron haber tenido las aristócratas que se enfrentaron a Eva dijo “Olguita, lleve al señor a ver la casa”. Allá fui entonces con “Olguita”  a recorrer una mansión increíble y absolutamente vacía. Ni un mueble, ni un adorno, ni un resto de que eso había estado ocupado alguna vez.

La mucama se limitó a mostrarme cada lugar como quien muestra automáticamente un museo vacío, para volver luego al sótano donde la señora aguardaba mi reacción.

Como en un relato de Mujica Láinez, aquella mujer se había armado su propio “salón dorado” en el sótano.

Arriba, una casa fantasma- impecablemente limpia y vacía- esperaba que alguna vez alguien la volviera a ocupar o la tiraran abajo irremediablemente.
La charla fue encantadora.

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El Salón dorado del Palacio Ayerza (hoy Legislatura porteña) Buenos Aires, 1931